jueves, 6 de julio de 2023

JHON LOCKE

 

Fue un filósofo y médico inglés, considerado como uno de los más influyentes pensadores del empirismo inglés y conocido como el «Padre del Liberalismo Clásico». Fue uno de los primeros empiristas británicos. Influido por las ideas de Francis Bacon, realizó una importante contribución a la teoría del contrato social. Su trabajo afectó en gran medida el desarrollo de la epistemología y la filosofía política. Sus escritos influyeron en Voltaire y Rousseau, pensadores de la Ilustración francesa, así como los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejan en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos de 1689. La teoría de la mente de Locke es frecuentemente citada como el origen de las concepciones modernas de la identidad y del yo, que figuran prominentemente en las obras de filósofos posteriores como HumeRousseau y Kant. Locke fue el primero en definir el yo como una continuidad de la conciencia. Postuló que, al nacer, la mente era una pizarra en blanco o tabula rasa. Al contrario que la filosofía cartesiana —basada en conceptos preexistentes—, sostuvo que nacemos sin ideas innatas, y que, en cambio, el conocimiento solamente lo determina la experiencia derivada de la percepción sensorial. Estudió gracias a una beca al prestigioso Christ de Oxford, que, como era habitual entonces, reducía los estudios a la filosofía escolástica e ignoraba la filosofía cartesiana y los avances de la nueva ciencia o de las matemáticas. Decepcionado, reorientó su carrera hacía los experimentos químicos (fue colaborador de Robert Boyle) y al estudio de la medicina. Profesor de griego clásico en Oxford, hasta los treinta y cuatro años no leyó la filosofía de Descartes, la cual le despertó «el gusto para los estudios filosóficos» y construyó una influencia decisiva en él (lo veía como una verdadera alternativa a la escolástica). También recibió la influencia de Pierre Gassendi (filósofo crítico con Descartes y seguidor del epicureísmo) y en la filosofía política, de los británicos Hobbes y Shaftesbury. Vivió en Londres, durante cuatro años en Francia y estuvo brevemente exiliado en los Países Bajos. Cuando volvió a Londres, después de la Revolución Gloriosa, se convirtió en asesor de los whigs (representantes del partido liberal).
El conocimiento

  • identidad o diversidad (lógica)
  • relación (matemática)
Pensamiento políticoSegún sus ideas, el Estado tiene como misión principal proteger tres derechos naturales: la vida, la libertad y la propiedad privada de todo cuanto un hombre haya trabajado y pueda utilizar, ya que la propiedad tiene un límite; a estos tres derechos se añade un cuarto: el derecho a defender estos derechos, así como cualquier otra libertad individual de los ciudadanos, que el ciudadano cede al Estado mediante un consenso recogido por escrito o constitución. También sostiene que el gobierno debe estar constituido por un rey y un parlamento. El parlamento es donde se expresa la soberanía popular y donde se hacen las leyes que deben cumplir tanto el rey como el pueblo. Anticipándose a Montesquieu, a quien Locke influyó, describe la separación del poder legislativo y el ejecutivo. La autoridad del Estado se sostiene en los principios de soberanía popular y legalidad. El poder no es absoluto sino que ha de respetar los derechos humanos.

Locke ha establecido pues, para este análisis de las ideas, que todos nuestros conocimientos tienen sobre nuestras ideas, sobre las relaciones que tienen entre ellas y sobre sus modificaciones. El conocimiento consiste pues en la percepción que tenemos de la conveniencia o la no conveniencia de que nuestras ideas tienen entre ellas. Conocer, es comparar ideas, descubrir cuáles son sus relaciones, y juzgar.

Distingue cuatro tipos de conveniencias y de no conveniencias que corresponden más o menos a ámbitos del conocimiento humano:

Distingue igualmente cuatro tipos de conocimiento: de las dos primeras se desprende la certeza; de la tercera la opinión y la probabilidad; de la cuarta la fe.



Tolerancia religiosa

Locke, escribiendo sus Cartas sobre la tolerancia (1689-1692) después de las guerras de religión europeas, formuló un razonamiento clásico para la tolerancia religiosa. Tres argumentos son centrales:

  1. Los jueces terrenales, el Estado en particular y los seres humanos en general, no pueden evaluar de manera confiable las afirmaciones de verdad de los puntos de vista religiosos en competencia;
  2. Incluso si pudieran, hacer cumplir una sola "verdadera religión" no tendría el efecto deseado, porque la violencia no puede obligar a la creencia;
  3. Coaccionar la uniformidad religiosa conduciría a más desorden social que permitir la diversidad.

Aunque Locke era un defensor de la tolerancia, instó a las autoridades a no tolerar el ateísmo, porque pensaba que la negación de la existencia de Dios socavaría el orden social y conduciría al caos.En cuanto a los católicos, Locke cree que no se les puede confiar una lealtad genuina a la ley, ya que "deben una obediencia ciega a un papa infalible, que tiene las llaves de sus conciencias atado a su cinturón, y en ocasiones puede prescindir de todos sus juramentos, promesas y las obligaciones que tienen con su príncipe".

La intolerancia tiene, para Locke, su origen en la confusión entre Iglesia y Estado: Un Estado religioso no extrae su legitimidad del pueblo, sino de un derecho divino. Contra tal Estado teocrático, el individuo tiene el derecho de rebelarse.

Con respecto a su posición sobre la tolerancia religiosa, Locke fue influido por teólogos bautistas como John Smyth y Thomas Helwys, quienes habían publicado tratados que exigían libertad de conciencia a principios del siglo xvii. El teólogo bautista Roger Williams fundó la colonia Rhode Island en 1636, donde combinó una constitución democrática con libertad religiosa ilimitada. Su tratado The Bloody Tenent of Persecution for Cause of Conscience (1644), que se leyó ampliamente en la madre patria, fue una súplica apasionada por la libertad religiosa absoluta y la separación total de la Iglesia y el Estado. La libertad de conciencia había tenido una alta prioridad en la agenda teológica, filosófica y política, ya que Martín Lutero se negó a retractarse de sus creencias antes de la Dieta del Sacro Imperio Romano en Worms en 1521, a menos que la Biblia lo demostrara falso.


Educación intelectual


Lo primero que debía considerarse para hacer posible esta formación es que había que elegirse aquello que realmente fuera útil para la educación; para él, lo «útil para la formación intelectual del hombre es todo aquello que lo acostumbra a examinar los argumentos favorables o contrarios a una opinión dada, de modo que pueda asumir ante ello una actitud personal».

Educar dentro del campo intelectual, significa enseñar a razonar.

Así que, partiendo de esta idea, decía que la brevedad de la vida no permite darse el lujo de perder el tiempo en un programa de estudio que tenga solo valor estético, y no práctico, pues la instrucción humanista y formal, donde la enseñanza se enfoca principalmente en que los educandos aprendan griego y latín, solo le servirá a aquellos que quieran formarse como ‘sabios’ profesionales, pero su lengua materna, el niño la aprenderá porque reconocerá que es útil y no es necesario que alguien tenga que inculcársela y hacer que la aprenda.

Lo que verdaderamente es útil para su formación y que de verdad tiene un valor formativo para la inteligencia, es la enseñanza de la matemática y la lógica, porque éstas disciplinas potencian las facultades intelectuales y las habilitan para que se pueda aprender mejor.

De entre las disciplinas importantes para él, destacan la geografía, pues amplía la visión del caballero; la historia, porque estimula la imaginación y nos enseña también cómo el presente se encuentra determinado por el pasado.

Educación física

El propósito de la educación física es seguir la evolución del niño y hacer que siga, también, una gradual disciplina. Asimismo, no solo tiene una finalidad higiénica o estética (como lo era para los humanistas), sino más bien ayuda a formar el carácter y una buena moralidad.

Plantea que el cuerpo debe ser sujetado a las rígidas normas del endurecimiento, tal como lo hacían los espartanos, para que así el hombre en un futuro pueda soportar la intemperie y su resistencia física le ayude a soportar las enfermedades o los sufrimientos.

Más que practicar gimnasia o deporte, aconseja practicar natación y equitación, debido a que son actividades útiles para cualquier circunstancia.

Por esto, era importante estudiar anatomía, pues así se es más consciente de las capacidades y funciones físicas que tenemos


Educación moral


En cuanto a la educación moral, es necesaria mucha más disciplina.

El fin de esta educación es alcanzar la virtud, la cual, para él, consiste en que debe aprenderse a querer siempre y solamente aquello que es bueno ante la razón y por lo tanto, es bueno no acostumbrar al hombre, desde niño, a darle todo lo que desee.

Para explicar mejor esta idea, Locke nos dice que «Quien de joven no ha sido acostumbrado por la fuerza a subordinar la propia voluntad a la razón de los demás, difícilmente aceptará someterse a la razón propia cuando esté en edad de hacer uso de ella».33

Consideraba también, que los instintos debían dominarse con una disciplina que preparara al hombre, para que solamente hiciera aquellas cosas que no ofendieran ni la dignidad, ni la excelencia de una criatura razonable.

Para este tipo de educación recomendaba la lectura de Séneca y de Marco Aurelio.

De forma no menos importante, pero que no le da tanta importancia, es importante para él, que se conozcan las Bellas Artes, y en especial, que al caballero puede gustarle la pintura, pero no la poesía.


Locke se acercó a tales ideas como médico y secretario que fue del conde de Shaftesbury, líder del partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en la Inglaterra de Carlos II y de Jacobo II. Convertido a la defensa del poder parlamentario, el propio Locke fue perseguido y tuvo que refugiarse en Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» inglesa de 1688.

Locke fue uno de los grandes ideólogos de las élites protestantes inglesas que, agrupadas en torno a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella revolución; y, en consecuencia, su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva sobre la constitución política del Reino Unido hasta la actualidad. Defendió la tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso a las religiones no cristianas; pero el carácter interesado y parcial de su liberalismo quedó de manifiesto al excluir del derecho a la tolerancia tanto a los ateos como a los católicos (siendo el enfrentamiento de estos últimos con los protestantes la clave de los conflictos religiosos que venían desangrando a las islas Británicas y a Europa entera).

En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), sentó los principios básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre nace dotado de unos derechos naturales que el Estado tiene como misión proteger: fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad. Partiendo del pensamiento de Thomas Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado nace de un «contrato social» originario, rechazando la doctrina tradicional del origen divino del poder; pero, a diferencia de Hobbes, argumentó que dicho pacto no conducía a la monarquía absoluta, sino que era revocable y sólo podía conducir a un gobierno limitado.

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